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miércoles, 14 de abril de 2010

Edgar Allan Poe

El de terror fue un género que adoptó Poe para satisfacer los gustos del público de la época.Sus temas más recurrentes tienen que ver con la muerte, incluyendo sus manifestaciones físicas, los efectos de la descomposición de los cadáveres ("La verdad sobre el caso del señor Valdemar"), temas también relacionados con el entierro prematuro ("El entierro prematuro"), la reanimación de cadáveres ("Conversación con una momia", "La caída de la casa Usher") y demás asuntos luctuosos. De esta manera, se ha señalado con frecuencia la obsesión entre necrofílica y sádica del autor, manifestada en distintos niveles y matices, según los relatos.

Otros temas recurrentes en sus historias macabras son la venganza ("Hop-Frog", "El barril de amontillado"), la culpa y la autopunición ("William Wilson", "El corazón delator", "El gato negro", "El demonio de la perversidad"), la influencia del alcohol y el opio ("El gato negro", "La caída de la casa Usher", "El Rey Peste"), el poder de la voluntad ("Ligeia", "Morella"), etc.

Con motivo de sus primeras publicaciones del género, la crítica lo acusó de dejarse llevar en exceso por la influencia de la fantasía alemana, por ejemplo de Hoffmann. A lo que el escritor replicó, en el prólogo a su libro Cuentos de lo grotesco y arabesco: «Si muchas de mis producciones han tenido como tesis el terror, sostengo que ese terror no viene de Alemania, sino del alma; que he deducido este terror tan sólo de sus fuentes legítimas, y que lo he llevado tan sólo a sus resultados legítimos.

Muchas de estas obras han sido encuadradas a menudo dentro del llamado romanticismo oscuro ("dark romanticism"), en el que lo acompañaron autores como Nathaniel Hawthorne y Herman Melville. Este movimiento surgió como reacción al trascendentalismo de la época, que Poe detestaba. Calificaba a los seguidores de este movimiento de "Frogpondians" (algo así como 'ranas de charca', en referencia al estanque de un conocido parque de Boston)y ridiculizaba sus escritos denominándolos "gestionametáforas" que incurrían en "la oscuridad por la oscuridad" y "el misticismo por el misticismo".El escritor, sin embargo, en una carta a su gran amigo Thomas Holley Chivers, escribió que él no odiaba a los trascendentalistas, sino «sólo a los sofistas que se cuentan entre ellos».

Poe igualmente dio origen al relato de detectives con sus cuentos analíticos y de raciocinio: "La carta robada", "Los crímenes de la calle Morgue", "El escarabajo de oro" y "El misterio de Marie Rogêt", que influyeron directamente en autores posteriores como Arthur Conan Doyle, cuyo Sherlock Holmes está inspirado directamente en el Auguste Dupin de Poe (véase Legado e influencia).

Dio asimismo un significativo giro al género emergente de la ciencia-ficción, respondiendo así a los recientes avances científicos y tecnológicos, como el globo aerostático, en su cuento "El camelo del globo".En castellano existe una edición de los relatos de ciencia-ficción del autor que contiene 13 cuentos, desde "Von Kempelen y su descubrimiento" hasta "Un cuento de las montañas escabrosas", e incluso "Manuscrito encontrado en una botella".

En lo tocante a su técnica, y su muchas veces apuntada intensidad narrativa, Poe «comprendió que la eficacia de un cuento depende de su intensidad como acaecimiento (...) Cada palabra debe confluir, concurrir al acaecimiento, a la cosa que ocurre, y esta cosa que ocurre debe ser sólo acaecimiento y no alegoría (como en muchos cuentos de Hawthorne, por ejemplo) o pretexto para genealizaciones psicológicas, éticas o didácticas (...) La cosa que ocurre debe ser intensa. Aquí Poe no se planteó estériles cuestiones de fondo y forma; era demasiado lúcido como para no advertir que un cuento es un organismo, un ser que respira y late, y que su vida consiste -como la nuestra- en un núcleo animado inseparable de sus manifestaciones».

Padraic Colum, por su parte, lo sitúa como el creador del concepto de "atmósfera" en el arte literario. Cortázar llama a este recurso "creación de ambientes" y compara a Poe con otros maestros en esta técnica como Chéjov, Villiers de L'Isle-Adam, Henry James, Kipling y Kafka.

Poe valoraba en el relato corto por encima de todo la imaginación, así como la originalidad y la verosimilitud. Por lo tanto, el criterio que primaba en este tipo de relatos era exclusivamente estético. Según el crítico Félix Martín, «conocidos fueron sus pronunciamientos sobre la supremacía de la imaginación, su condena explícita de la intención moral en la obra de arte y de la alegoría moral, tanto en poesía como en narración, así como el rechazo de todo tipo de verdad inherente a los hechos del relato (...) Al descartar el didacticismo moralizante como objetivo de la obra de arte, Poe la libera de criterios de verosimilitud externos y da rienda suelta a aquellos elementos fantásticos y formales que la configuran estéticamente, configuración apreciable sobre todo a través de los efectos que produce en el lector».


Ya se ha destacado que el autor escribió gran parte de su obra de acuerdo con los gustos populares de la época, lo que 'vendía'. A tal efecto, sus relatos recogen a menudo elementos de la pseudociencia, la frenología y la fisiognomía.

El escritor dedicó asimismo muchos relatos a la sátira, al humor e incluso la mistificación humorística (patraña). Para crear el efecto cómico, solía servirse de la ironía y la extravagancia absurda, en un intento de poner coto al conformismo ideológico del lector. Así, "Metzengerstein", su primer cuento publicado, y también su primer incursión en el terror, había sido concebido inicialmente como una sátira del género, como se ha dicho, muy popular en la época.

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